MEDICINA: CACES INTENSIVE [Octubre2025]
En Examen CACES OCTUBRE 2025Acerca de esta clase
El sistema inmune, representado por un conjunto de células, sustancias, órganos y tejidos, es el encargado de distinguir entre lo propio y lo ajeno dentro del organismo, eliminando del cuerpo cualquier moléculas o células potencialmente nocivas en pro de la defensa y protección contra estos. Reconoce y destruye, también, células anormales que derivan del propio tejido huésped. Cualquier molécula que puede ser reconocida por el sistema inmune se denomina antígeno (Ag). El sistema inmune media numerosas patologías por lo que es primordial conocer su estructura y funcionamiento
La inmunidad del cuerpo humano puede dividirse en dos grandes categorías: innata y adaptativa. La inmunidad innata es la forma más primitiva de protección, presente en todos los organismos multicelulares, y actúa inmediatamente tras el reconocimiento de un agente patógeno. A diferencia de la inmunidad adaptativa, que desarrolla memoria y se especializa en respuestas específicas, la inmunidad innata se basa en mecanismos conservados evolutivamente que responden a una amplia variedad de patógenos de manera inespecífica.
Las respuestas inmunitarias que producen lesión tisular se denominan reacciones de hipersensibilidad (HPS), y los trastornos causados por ellas, enfermedades por hipersensibilidad o inflamatorias inmunitarias.
La función fisiológica del sistema inmunitario es la defensa contra los microbios infecciosos. Sin embargo, incluso sustancias extrañas no infecciosas pueden desencadenar respuestas inmunitarias. Los defectos de uno o más componentes del sistema inmunitario pueden llevar a trastornos graves y a menudo mortales, que se llaman en conjunto enfermedades por inmunodeficiencias. Estas enfermedades se clasifican ampliamente en dos grupos. Las inmunodeficiencias congénitas o primarias son defectos genéticos que aumentan la propensión a las infecciones y se manifiestan con frecuencia en la lactancia y la infancia, pero a veces en fases posteriores de la vida. Recuerda la relación entre la edad del paciente y el funcionamiento del sistema: el sistema inmune envejece y pierde facultades. A esto se le conoce como inmunosenescencia.
Las inmunodeficiencias primarias son un grupo de desórdenes genéticos hereditarios que afectan la función normal del sistema inmunológico. En diferentes casos de este tipo de inmunodeficiencia la alteración causal puede estar en los componentes de la inmunidad innata, en el desarrollo de los linfocitos o en las respuestas de éstos linfocitos hacia el estímulo de algún antígeno.
La Unión Internacional de Sociedades Inmunológicas (UISI) ha clasificado a los errores congénitos en 9 categorías. La primera, las inmunodeficiencias celulares y humorales, en este grupo se incluyen dos subcategorías: Las inmunodeficiencias combinadas graves (IDCG) y las inmunodeficiencias combinadas (IDC) sin características asociadas o sindrómicas.
El trasplante es un tratamiento que consiste en la extracción de un órgano (o parte de un órgano) o tejido de un donante para ser implantado en otra persona con un tejido u órgano enfermo, con la finalidad de prolongar y mejorar la salud y calidad de vida. A nivel nacional existen 12 centros hospitalarios que realizan trasplantes (cardíacos, renales, hígado, córneas y progenitores hematopoyéticos [PH]). Cualquier persona que no tenga ninguna patología puede donar un órgano. El objetivo principal de la respuesta inmune al injerto en este procedimiento, son las moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad (CMH), es una forma de inmunidad adaptativa (respuesta a un antígeno específico).
La genética es el estudio de la herencia en general y de los genes en particular. La genética es un pilar fundamental de la biología que es parte de algunas otras áreas como la agricultura, la medicina y la biotecnología.
Entender los conceptos detrás de la genética humana y el rol de los genes, el medio ambiente y el comportamiento es importante para recolectar y aplicar apropiadamente la información genética y la tecnología durante el manejo clínico de nuestros pacientes.
Es el proceso mediante el cual la información almacenada en los genes se utiliza para producir moléculas funcionales, como proteínas y ARN. Este proceso es fundamental para el funcionamiento de las células, ya que permite que los genes se "activen" y se produzcan los productos necesarios para las funciones celulares.
Es importante conocer las leyes básicas de la herencia genética para comprender cómo se transmiten las enfermedades dentro de una familia. Los antecedentes médicos de una familia representan una valiosa herramienta para determinar cómo se transmiten las enfermedades de generación en generación. Existen más de 10 000 enfermedades genéticas descritas, causando alta morbimortalidad y costos para los sistemas de salud. Representan un reto diagnóstico por la variabilidad clínica y la necesidad de pruebas diagnósticas moleculares para establecer diagnósticos y causas. Hay una amplia variedad y posibles errores que generen patologías genéticas, esto significa que su origen se encuentra en los factores hereditarios de cada individuo. El proceso de transmisión de estos factores hereditarios es complicado y difícil de entender e incluso en la actualidad, existen muchas preguntas pendientes de una explicación. Sin embargo ya existen avances en su estudio y evaluación, es así como las enfermedades o síndromes de etiología genética se encuentran, en su mayoría, clasificados y descritos en la base de datos OMIM (Online Mendelian Inheritance in Man) y en el Orphanet.
El cromosoma está constituido por una molécula de ADN que mantiene su estructura e integridad con la ayuda de otras moléculas. Las cromosomopatías son padecimientos que resultan de una cantidad mayor o menor de material hereditario y son causa de anomalías congénitas en menos del 2% de los recién nacidos vivos. Las más comunes son aquéllas que tienen un número anormal de cromosomas, seguidas de las anomalías estructurales. En general, estos trastornos se presentan más comúnmente en edad pediátrica, pero no son raros en jóvenes y adultos. Para un proceso de atención adecuado en el paciente con sospecha de una anomalía cromosómica se necesita un abordaje multidisciplinario, de tal manera que toda evaluación clínica, diagnóstica, terapéutica y de vigilancia del estado de salud del paciente, además del asesoramiento genético, sea llevada a cabo de forma integral y para cada familia en particular. Al ser autosómico, el gen se encuentra en uno de los 22 pares de cromosomas no sexuales, o autosomas, pudiendo afectar con igual probabilidad a hijos e hijas.
Las alteraciones de los cromosomas sexuales comprenden un grupo de trastornos que pueden afectar la estructura o el número de cromosomas que son los responsable de la determinación del sexo (X,Y). Éstas anomalías son congénitas, la mayoría no se sospechan antes del nacimiento y pueden ser mas bien descubiertas incidentalmente en caso que se realice un cariotipo. Dependiendo de la anomalía, muchas de ellas pueden pasar desapercibidas durante el nacimiento y la infancia, teniendo un diagnóstico por lo general en la etapa de adolescencia. Recordemos que el par 23 de los cromosomas contingenté los cromosomas sexuales, cada cromosoma contiene miles de genes que forman proteínas que dirigen el desarrollo, el crecimiento y las reacciones químicas del cuerpo. Estas condiciones pueden tener un impacto profundo en el desarrollo sexual, reproductivo y de salud de los individuos.
Las aneuploidías representan una categoría de aberraciones cromosómicas numéricas que resultan de la alteración en el número de cromosomas. Los desórdenes genéticos se clasifican en tres categorías principales: defectos de un solo gen, condiciones multifactoriales y aberraciones cromosómicas. Las aberraciones cromosómicas se dividen en numéricas y estructurales.
Las aneuploidías resultan de errores en la segregación cromosómica durante la meiosis o mitosis, influenciadas por factores endógenos y exógenos que inducen quiebres en el ADN. Los mecanismos de reparación del ADN incluyen la recombinación homóloga, la recombinación no homóloga y la alineación de hebras simples.
El síndrome de Marfan (SMF) es una patología multisistémica del tejido conectivo con una herencia autosómica dominante en el gen que codifica una proteína de gran tamaño, la fibrilina-1 (FBN1), con penetrancia completa, expresividad variable y pleiotropía, ubicada ubica en el cromosoma 15q21.1. Es interesante debido a que al ser una afectación que trastorna los tejidos conectivos del cuerpo tiene diversos impactos a nivel esquelético, ocular, pulmonar, cutáneo, nervioso y cardiovascular (potencialmente mortal). Algunas personas experimentan sólo efectos leves, pero otras contraen complicaciones que ponen en riesgo la vida. Por su tasa de mortalidad, se requiere un manejo oportuno y adecuado, pues el SMF puede llegar a reducir la esperanza de vida y aumentar la mortalidad entre la tercera y la quinta década de vida. No tiene tratamiento curativo en conjunto, las recomendaciones están orientadas a disminuir los síntomas, llegando a tener incluso una esperanza de vida cercana a la normal.
Los cocos Gram positivos son un grupo de bacterias esféricas que, tras ser sometidas a la tinción de Gram, retienen el colorante cristal violeta, lo que les otorga una coloración púrpura característica. Esta propiedad se debe a la estructura de su pared celular, que es gruesa y está compuesta en gran parte por peptidoglicano, un polímero que les proporciona rigidez y estabilidad. Morfométricamente, estos microorganismos pueden presentarse en diferentes arreglos, que varían según el género y la especie:
Los puntos donde dos elementos esqueléticos se contactan se denominan articulaciones. Las dos categorías generales de articulaciones son: Aquellas en las que los elementos esqueléticos quedan separados por una cavidad (articulaciones sinoviales); aquellas en las que no hay cavidad y los componentes se mantienen unidos por tejido conjuntivo (articulaciones sólidas). El sistema articular se clasifica según el rango de movimiento que presentan y por el tipo de tejido que mantiene a los huesos vecinos juntos.
El sistema muscular se suele considerar integrado por uno de los tipos de músculo presentes en el cuerpo, el músculo esquelético. Sin embargo, existen otros dos tipos de tejido muscular en el organismo: el músculo liso y el músculo cardíaco, que son componentes importantes de otros sistemas. Estos tres tipos de músculo se caracterizan por presentar control voluntario o involuntario, por presentar aspecto estriado (a bandas) o liso, y por asociarse a la pared corporal (músculos somáticos) o a órganos y vasos (músculos viscerales).
El aparato cardiovascular, también conocido como sistema circulatorio, es uno de los sistemas más vitales del cuerpo humano. Su principal función es transportar sangre, oxígeno, nutrientes y hormonas a todas las células y tejidos, mientras elimina productos de secado y dióxido de carbono. Está compuesto por el corazón, que actúa como una bomba central, y una extensa red de vasos sanguíneos (arterias, venas y capilares) que distribuyen y recogen la sangre.
El funcionamiento del aparato cardiovascular es esencial para mantener la homeostasis y para el adecuado funcionamiento de otros sistemas corporales. Además, este sistema permite al organismo adaptarse a condiciones cambiantes, como el ejercicio o el estrés, ajustando el flujo sanguíneo y la distribución de oxígeno según las necesidades de los tejidos. Entender su anatomía y funciones es fundamental para el estudio de la fisiología humana y el tratamiento de diversas patologías cardiovasculares que afectan a millones de personas en todo el mundo.
El aparato respiratorio es un conjunto anatómico en el que participan los pulmones, las vías aéreas, partes del sistema nervioso central, los músculos respiratorios y la caja torácica. Su función principal es el intercambio gaseoso, aunque también contribuye al mantenimiento del equilibrio ácido-base, la fonación, la defensa frente a agentes nocivos del aire ambiental y diversas funciones metabólicas. Las estructuras del aparato respiratorio tienen un diseño perfectamente adecuado a la función que desarrollan.
El sistema digestivo es una de las estructuras fundamentales para la supervivencia humana, ya que es responsable de la descomposición y absorción de los nutrientes que el cuerpo necesita para mantener su función celular y orgánica. A través de una serie de procesos mecánicos y químicos, el sistema digestivo transforma los alimentos en componentes más pequeños, como aminoácidos, glucosa y ácidos grasos, que son esenciales para la producción de energía, el crecimiento y la reparación de tejidos.
Comprender la anatomía del sistema digestivo es vital, ya que muchos de los problemas clínicos comunes que afectan a los pacientes como: la gastritis, el síndrome de intestino irritable y enfermedades hepáticas, todas directamente relacionados con la función y estructura de este sistema.
El estudio del aparato reproductor femenino es fundamental en la medicina, no solo por su relación con la función reproductiva, sino también por su impacto en la salud general de la mujer en distintas etapas de la vida. Comprender la anatomía básica de este sistema permite a los profesionales de la salud diagnosticar, tratar y prevenir una variedad de patologías ginecológicas y obstétricas. Además, es crucial para promover la salud sexual y reproductiva, y para brindar una atención integral y basada en evidencia a las mujeres.
La anatomía del aparato reproductor femenino es clave para brindar atención en las distintas etapas de la vida de la mujer, como la adolescencia, el embarazo, la menopausia y la posmenopausia. Permite a los profesionales de la salud orientar sobre el cuidado preventivo, la anticoncepción, la fertilidad y las pruebas de detección temprana.
Todas las células del cuerpo tienen membranas con potenciales eléctricos. El potencial de membrana es la diferencia de voltaje que existe entre el interior y el exterior de la célula, causada por las concentraciones de iones que están en cada una. Este proceso es esencial para transmitir impulsos, entre otras, a las células nerviosas y musculares. Los dos principales iones responsables de la transmisión de señales eléctricas, debido a la permeabilidad de las membranas celulares, son el sodio y el potasio.
El potencial de acción es un cambio rápido y transitorio en el potencial de membrana que ocurre en células excitables, como las neuronas y las fibras musculares. Cuando la célula recibe un estímulo, el potencial de membrana alcanza un umbral crítico (empieza en -90 y puede subir hasta +35), lo que provoca una rápida despolarización. Esto se debe a la entrada masiva de iones de sodio (Na⁺) a través de canales iónicos. Después de la despolarización, se produce una repolarización, donde los iones de potasio (K⁺) salen de la célula, restaurando el potencial de membrana a su valor inicial.
Este proceso de despolarización y repolarización es fundamental para la transmisión de señales eléctricas en el sistema nervioso y en los músculos, permitiendo la comunicación entre las células y la contracción muscular.
El tejido muscular se clasifica como músculo estriado (esquelético y cardíaco) o no estriado (liso). Los miofilamentos del músculo estriado están dispuestos en sarcómeros, mientras que los miofilamentos del músculo liso carecen de una disposición específica.
El músculo liso y esquelético tienen mecanismos de contracción similares, pero con algunas diferencias importantes.
Los sarcómeros están formados por filamentos delgados (actina) y filamentos gruesos (miosina). La contracción inicia cuando el potencial de acción viaja a lo largo de la neurona motora hasta la unión neuromuscular, donde se libera acetilcolina la cual se une a receptores en la membrana de la fibra muscular, generando un potencial de acción en la fibra que se propaga a través de la membrana plasmática (sarcolema) y entra en el sistema de túbulos transversos, provocando la liberación del calcio desde el retículo sarcoplásmico, el calcio se une a la troponina y desplaza a la tropomiosina exponiendo los sitios de unión en la actina. La miosina, activada por ATP se une a la actina y forma puentes cruzados permitiendo el deslizamiento de los filamentos de actina sobre los filamentos de miosina, provocando la contracción del músculo.
El tejido muscular se clasifica como músculo estriado (esquelético y cardíaco) o no estriado (liso). Los miofilamentos del músculo estriado están dispuestos en sarcómeros, mientras que los miofilamentos del músculo liso carecen de una disposición específica.
El músculo liso y esquelético tienen mecanismos de contracción similares, pero con algunas diferencias importantes. El músculo liso posee mayor elasticidad y está presente en las paredes de órganos huecos (estómago, vejiga, útero), las paredes de los vasos y los tractos respiratorio y urinario. Está bajo el control involuntario del sistema nervioso autónomo y de estímulos externos (químicos, mecánicos). Cuando recibe el estímulo, se produce un aumento de la concentración de calcio en el citoplasma, por la liberación de calcio del retículo sarcoplasmático o por la entrada de calcio desde el exterior de la célula, el calcio se une a la calmodulina, activando la enzima miosina quinasas que fosforila la miosina permitiendo que se una a la activa y comience la contracción. Esta contracción es más lenta que la del músculo esquelético. En la relajación del músculo liso el calcio es eliminado del citoplasma, mediante el bombeo de calcio de vuelta al retículo sarcoplasmático y al medio extracelular y la desfosforilación de la miosina.
Los epitelios son un conjunto de células especializadas relacionadas entre sí por uniones intercelulares y que se asientan sobre una membrana basal y está a su vez sobre tejido conectivo. Si bien tienen diversas funciones, a los epitelios se los puede clasificar en dos grandes grupos: epitelios de revestimiento de superficies y epitelios glandulares. Histológicamente se los clasifica en base a la forma de sus células (plano, cúbico, cilíndrico) y en base a el número de capas o distribución de éstas (simple, pseudoestratificado, estratificado y de transición). Los tipos de unión que existen entre las células epiteliales pueden ser: oclusivas, adherentes o comunicantes. Y por último existen especializaciones que aumentan la superficie celular de los epitelios y permiten movilidad: microvellosidades, estereocilios, cilios y flegelos.
La sangre es un tipo especial de tejido conectivo que se mantiene en el sistema circulatorio, en movimiento regular y unidireccional. El tejido sanguíneo se compone de elementos formes y plasma. Los elementos formes son eritrocitos, plaquetas y leucocitos, mientras que el plasma es el líquido en el que se hallan suspendidos.
Los eritrocitos son células anucleadas bicóncavas que se encargan del transporte de oxígeno, las plaquetas son fragmentos de megacariocitos maduros que se encargan de la formación del trombo primario en el proceso de hemostasia. Los leucocitos corresponden a células inmunitarias que cumplen función de defensa contra agentes potencialmente lesivos y a nivel macro se los puede dividir en granulocitos y agranulocitos.
Todas estas células provienen del tejido hematopoyético situado en la médula ósea roja, que a diferencia de la médula ósea amarilla compuesta de tejido adiposo, ésta se compone de células hematopoyéticas suspendidas en tejido reticular.
El sistema digestivo comprende un conjunto de órganos cuya principal función consiste en procesar los alimentos que ingerimos. La mayor parte del tubo digestivo está formado por 4 capas, una mucosa, submucosa, muscular y serosa. La mucosa del tubo digestivo tiene un epitelio simple cilíndrico desde el cardias, hasta el ano. La submucosa del tubo digestivo suele ser gruesa y tener gran cantidad de vasos sanguíneos y linfáticos que permiten la absorción de los nutrientes. La muscular puede estar formada por músculo esquelético o liso, y la capa más externa, la serosa corresponde al peritoneo visceral en los órganos digestivos que se encuentran en la cavidad abdominal.
El sistema endocrino es un conjunto de glándulas y tejidos que secretan hormonas directamente en el torrente sanguíneo para regular diversas funciones del cuerpo, como el crecimiento, el metabolismo, la reproducción, y el equilibrio de líquidos y electrolitos. A diferencia del sistema nervioso, que actúa de manera rápida y localizada, el sistema endocrino trabaja a largo plazo y tiene efectos más generalizados, ya que las hormonas pueden actuar en tejidos y órganos distantes de su punto de origen. Entre los órganos principales del sistema endocrino se incluyen la hipófisis, tiroides, paratiroides, glándulas suprarrenales, páncreas, ovarios, y testículos, entre otros.
En términos histológicos, las glándulas endocrinas son típicamente tejidos glandulares compuestos por células epiteliales especializadas que están organizadas en cúmulos o cordones alrededor de capilares fenestrados. Esto permite una rápida difusión de las hormonas al torrente sanguíneo. Cada glándula endocrina tiene una estructura histológica única: por ejemplo, la hipófisis anterior contiene células acidófilas y basófilas, que secretan distintas hormonas, mientras que la glándula tiroides está formada por folículos que almacenan hormonas precursoras en una sustancia llamada coloide. La histología revela las características estructurales que permiten la regulación precisa de la secreción hormonal.
La farmacocinética es una rama de la farmacología que estudia cómo el cuerpo interactúa con un medicamento, desde su administración hasta su eliminación. Las cuatro propiedades principales son absorción, distribución, metabolismo y eliminación. Las vías de administración más comunes son enteral, parenteral y tópica; la elección de la vía depende de los objetivos terapéuticos y las características del fármaco. Este conocimiento permite predecir el comportamiento de un fármaco en el organismo y adaptarlo según las características individuales de cada paciente. La distribución y el metabolismo están influenciados por la vía de administración y las propiedades bioquímicas del fármaco, mientras que la eliminación ocurre principalmente por vías renal o hepática.
La farmacodinamia es la rama de la farmacología que estudia los efectos bioquímicos y fisiológicos de los fármacos sobre el organismo, analizando especialmente los mecanismos moleculares y celulares por los cuales estos producen respuestas terapéuticas o tóxicas. Su enfoque incluye la relación dosis-respuesta, selectividad, potencia y eficacia de los fármacos, además de los factores de variabilidad que afectan la respuesta. Este campo es crucial para optimizar la acción terapéutica de los fármacos y minimizar efectos adversos, proporcionando una base sólida para el desarrollo de nuevas terapias y el manejo clínico.
A diferencia de la farmacocinética, que estudia cómo el organismo procesa un fármaco a través de su absorción, distribución, metabolismo y excreción (ADME), la farmacodinamia se centra en el efecto del fármaco en el organismo y los mecanismos de acción a nivel molecular. Ambas disciplinas se complementan en el contexto terapéutico: la farmacocinética establece la dosificación adecuada para lograr una concentración terapéutica efectiva, mientras que la farmacodinamia garantiza la activación de los receptores correctos y la obtención de los efectos deseados en el organismo, formando así una base integral para el diseño de tratamientos eficaces.
Los diuréticos son una clase de fármacos que aumentan la producción de orina y la excreción de sodio. Al igual que ajustan el volumen y la composición de los fluidos corporales. Se utilizan comúnmente en el tratamiento de condiciones clínicas como la hipertensión, insuficiencia cardíaca y el edema.
Los AINE actúan bloqueando la enzima ciclooxigenasa (COX), la cual inicia el proceso de producción de prostaglandinas, a partir del ácido araquidónico y otros ácidos grasos. Estos fármacos disminuyen la acción de la COX por inhibición competitiva, sin embargo, el ácido acetilsalicílico (aspirina) la inhibe de forma irreversible. Como resultado, se reduce la producción de prostaglandinas y otras sustancias relacionadas con la inflamación, el dolor y la fiebre (autacoides). La COX aparece en 2 formas principales COX-1 y COX-2. La COX-1 se encuentra en diversos tejidos en concentraciones constantes y tiene un efecto citoprotector sobre el tubo digestivo. También cataliza la producción de Tromboxano A2 en las plaquetas, lo que lleva a la agregación plaquetaria y a la hemostasia. La COX-2 en cambio, es una enzima inducible que está en concentraciones bajas, pero aumenta en los procesos inflamatorios. Ambas tienen un papel importante en la homeostasis renal. Datos recientes sugieren la existencia de una tercera isoforma de la COX, la COX-3 que media el dolor y la fiebre y es inhibida por el paracetamol.
La medicina actual ha avanzado mucho, sobre todo en los estudios complementarios, lo que lleva a que cada vez se examine menos al paciente. Esto no justifica que el médico no sepa realizar una correcta evaluación. Los tiempos de consulta en promedio de 15 a 20 minutos dificultan una correcta atención. El estudiante de ciencias de la salud debe darle un valor extraordinario a la posibilidad de realizar un buen examen físico, ya que esta etapa en la formación es única.
Cada profesión necesita desarrollar un conjunto de herramientas que permita analizar e interpretar los datos obtenidos para que, una vez hechas las conclusiones pertinentes, se puedan predecir posibles desenlaces a mediano o largo plazo. Nosotros, los médicos, contamos con una serie de elementos que nos ayudan a integrar no solo el diagnóstico semiológico o anatómico, sino que, nos permiten suponer qué podríamos esperar para el futuro de nuestro paciente. Pero esto no es nuevo, ya el mismo Hipócrates escribió: “Me parece cosa muy buena que el médico se aplique a pronosticar con acierto”. Esto es una referencia a la correcta interpretación de los hallazgos que el médico obtiene mediante el interrogatorio y la exploración, los cuales nos permiten integrar el diagnóstico y poder hablar con nuestros pacientes respecto a qué se podría esperar de su padecimiento.
